A esa platea vacia que es mi foro más incondicional. A ese espectador que se disfraza en la sombra con la capa del anonimato, a aquellos que aun pueblan mi nostalgia y le dan sentido a mis conversaciones desde el exilio. A ese patio de butacas salpicado por todos los puntos suspensivos que escribimos juntos, siempre con puño distinto, a menudo enturbiados por la intrusión de una presencia desde la ausencia, a veces interrumpidos por el paso de tus labios. A ese silencio que me rodea y que grita más fuerte que las voces que me acompañan a diario. Para todos vosotros mi más profundo agradecimiento porque sois el sustento de un alma que a ratos muere de inanición, el remedio de un espiritu quebradizo, y la ilusión de un hombre desgastado. Para vosotros, donde quiera que esteis, va mi aplauso en el vacio de este foro.
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