Nunca cobró sentido, y hace tanto tiempo que ya no consigo ni tener una lágrima de nostalgia de todo aquello que entonces constituía mi mundo, pero el mensaje escondido se presentó hoy como un lunes en día de festivo.
Tu voz, que hoy confundiría con cualquiera, rezando las verdades ocultas tras el estribillo, retratando segundos que nunca vivimos, que probablemente soñamos vivir en aquella espiral de descomponer nuestra personalidad para después ponerla al servicio de lo que nunca llegaríamos a alcanzar, de alteregos complejos jugando a forzar su existencia en medio de una niebla densa y profunda como nuestras ansias de huida.
Ya te olvidé, hace tanto que lo hice, que no recuerdo en que esquina dejé tu recuerdo, pero esa canción quedó como legado de aquello nacido para morir que ambos forjamos a conciencia y hoy recojo el testigo de tu regalo, como la herencia que en barco le llega al huérfano de nacimiento, sabiendo que no existes, que quizás nunca fuiste, con la hipótesis no resuelta de lo que te di, gracias desde el exilio, y por supuesto, gracias por el exilio.
1 comentario:
"No volveremos a vagar..."
Así es, no volveremos a vagar.
Tan tarde en la noche,
aunque el corazón siga amando
y la luna conserve el mismo brillo.
Pues así, como la espada gasta su vaina,
y el alma consume el pecho,
asímismo el corazón debe detenerse a respirar,
e incluso el amor debe descansar.
Aunque la noche fue hecha para amar,
y los días vuelven demasiado pronto,
aún así no volveremos a vagar
a la luz de la luna.
Adiós
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