Y ella se acercaba a la cama con su camiseta de algodón gris tres tallas superior, salía de la ducha, y su cuerpo perfumaba la habitación con aroma de azahar, llenando todos los rincones de mis sentidos de la magia de su recuerdo inmediato, cubriendo el presente con su yo, negandole la existencia a cualquier sensación que no emanase de su cuerpo. "Calling you" sonaba y adormecía el deseo con cada verso, conduciendolo a tierras lejanas, donde siempre que mi mirada buscaba en el asiento del copiloto, encontraba el fantasma de aquella que culminaría el final del camino. Me dio por sonreir imaginando los clichés que estaba recorriendo con cada segundo, y el enorme placer que producía saberte protagonista accidental de las evocaciones que soñaste cada vez que repasabas la colección mas "pastel" de titulos cinematográficos.
Se sentó a la orilla de la cama, y perdió la mirada en algún punto del infinito, mientras cumplía con el protocolo de desenredar su cabello aún empapado. Solo podía contemplarla, y mi admiración por cada gesto crecía en cada trayecto que el peine dibujaba en aquel oceano azabache. Cada instante superaba al momento anterior y mi corazón cada vez latía mas lento y pesado, como si quisiera detener el tiempo encerrandome en ese preciso segundo en el que todo formaba parte de lo más parecido a "perfecto" que alcanzaba recordar.
Mi mirada empezó a jugar con todos y cada uno de los rincones que escodían los plieges de su ropa, intentando descubrir que secreto albergaban, tentando a sus pupilas para generar esa sonrisa complice que sirve de preludio para ese primer beso que todo lo enciende.
Suavemente las gotas de su cabello fueron trazando un sendero en las sabanas revueltas hasta encontrarse con mi pecho, y de repente su calor húmedo contamino con dulzura mi espacio, mis poros bebieron de su torrente, mi alma se colmó con su presencia, el instante se grabó a fuego en el corolario de mis dias.
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