Y los párpados aún guardan su reflejo, manteniendome en perpetua vigila, en su continua presencia. Y sueño despierto con los centímentros que separan mi ansia de su cálido aliento, mientras recorro, una y otra vez, con el corazón en riesgo de desplome, todos y cada uno de los segundos que pasé con ella. Y la realidad se torna eterna, y la distancia abismo, cuando aún susurro su nombre.
Ahora que mis manos se muestran serenas, les pregunto por la caricia que esconden, por cada uno de los pliegues de su piel, por la sensación de su cuerpo estremecido al paso de mi deseo concentrado en la punta de mis dedos... Y mis manos responden con frio, sugiriendome que la única llama que avivaría su tacto está "tan lejos y a la vez tan cerca", como provocando desafiar la ley que ambos nos propusimos respetar, la única que confiamos necesaria: el deseo del otro...
Hoy no puede ser, pero hay mañanas, y siempre está, desde entonces, a mi lado y dentro de mi.
viernes, marzo 28, 2008
martes, marzo 25, 2008
Retales
Caminar por la fina linea divisoria que separa las pasiones, tropezando en los latidos que te lanzan a escasos centimetros de sus labios y de la tentación carnal que sugieren las musas que la dibujan en tu deseo. Levantarte con las ganas cansadas, buscando la inspiración en la columna del debe, en la promesa de que mañana será mucho mejor, mientras las agujas de la conciencia recorren con punzadas el derrotado sentido común. Mientras, cada día, sus palabras rebasan el significado que encierran y compran boletos a ese lugar en el corazón donde todo queda, donde todo quema.
El peligro latente de dos almas que se reconocen tras varias vidas intermedias, que se encuentran en el último lugar que soñaron, y que viven los instantes bajo la permanente amenaza, para nuestra ordenada existencia, de un abrazo ; saboreando la insoportable transcendencia de un solo roce; colocandole las riendas y bocado a nuestras miradas para contener la busqueda de lo que anida tras las pupilas; en definitiva jugando estar demasiado cerca pero no del todo, sintiendo como trona el corazón; como se incendian las yemas de los dedos; como se apaga la realidad más allá de nuestros cuerpos; abriendo los puntos suspensivos entre los que viven los amantes...
El peligro latente de dos almas que se reconocen tras varias vidas intermedias, que se encuentran en el último lugar que soñaron, y que viven los instantes bajo la permanente amenaza, para nuestra ordenada existencia, de un abrazo ; saboreando la insoportable transcendencia de un solo roce; colocandole las riendas y bocado a nuestras miradas para contener la busqueda de lo que anida tras las pupilas; en definitiva jugando estar demasiado cerca pero no del todo, sintiendo como trona el corazón; como se incendian las yemas de los dedos; como se apaga la realidad más allá de nuestros cuerpos; abriendo los puntos suspensivos entre los que viven los amantes...
viernes, marzo 21, 2008
Voces de ayer IV: Onanismo mental
La suma de los muchos minutos que desgranan nuestra existencia, nos hace que a veces nos pase desapercibido el instante que más vale, el segundo perpetuo de calidad, el momento retratado en el altar de nuestros recuerdos, aquel que iluminará nuestros ojos, cuando fugaz y despistado cruce nuestra vigilia.
Uno de esos fragmentos es el punto y seguido que antecede al primer beso, porque hay que aclarar que siempre, cada labio que acaricias guarda ese desliz de memoria para otorgar ese privilegio a la nueva boca que recibe. ..Las palabras caen suavemente en el alma, y esa voz, que tanto has oido ya no suena como ayer, y pasa, sin quererlo, a susurrar a nuestro espirítu la orden de desarmar el lenguaje hablado, de sentir la cadencia, de unir los espacios con suspiros. El corazón comienza un trote pesado, que enciende nuestras mejillas e ilumina la mirada con un velo de diamante líquido que sirve de prisma para obviar todo menos sus pupilas. De repente, hace una eternidad que nada a nuestro alrededor parece existir, solo hay un espacio compartido por las únicas personas que pueden encajar en él, que realmente logran completarlo hasta rebosarlo. El silencio pide permiso para quedarse y se acomoda sutilmente entre los cuerpos dándonos la espalda, cuidandose con el gesto de no interrumpir el momento ni violentar la escena. La razón o bien se fue de paseo o es amordazada por las ganas que en genérico aparecen y gritan cada vez con más fuerza. Quietud...Tormenta de latidos,torrente de sensaciones.La punzante sensación de que desde ese momento las cosas pasaran a ser simplemente distintas, y el sordo tronar del deseo que amortigua cualquier atisbo de arrepentemiento.
Lo que sigue es, en resumidas cuentas, lo que todos sabemos y nadie descifra...
Uno de esos fragmentos es el punto y seguido que antecede al primer beso, porque hay que aclarar que siempre, cada labio que acaricias guarda ese desliz de memoria para otorgar ese privilegio a la nueva boca que recibe. ..Las palabras caen suavemente en el alma, y esa voz, que tanto has oido ya no suena como ayer, y pasa, sin quererlo, a susurrar a nuestro espirítu la orden de desarmar el lenguaje hablado, de sentir la cadencia, de unir los espacios con suspiros. El corazón comienza un trote pesado, que enciende nuestras mejillas e ilumina la mirada con un velo de diamante líquido que sirve de prisma para obviar todo menos sus pupilas. De repente, hace una eternidad que nada a nuestro alrededor parece existir, solo hay un espacio compartido por las únicas personas que pueden encajar en él, que realmente logran completarlo hasta rebosarlo. El silencio pide permiso para quedarse y se acomoda sutilmente entre los cuerpos dándonos la espalda, cuidandose con el gesto de no interrumpir el momento ni violentar la escena. La razón o bien se fue de paseo o es amordazada por las ganas que en genérico aparecen y gritan cada vez con más fuerza. Quietud...Tormenta de latidos,torrente de sensaciones.La punzante sensación de que desde ese momento las cosas pasaran a ser simplemente distintas, y el sordo tronar del deseo que amortigua cualquier atisbo de arrepentemiento.
Lo que sigue es, en resumidas cuentas, lo que todos sabemos y nadie descifra...
jueves, marzo 20, 2008
Voces de ayer III: Distancia
A veces la distancia separa, pero no de esa forma que se puede medir con regla o con minutos, separa los espíritus. Les hace descreer, perder la fe en lo que no ven, en lo que no abrazan, en el que no consuela con sus caricias, o te acompaña con la mirada cada mañana desde el otro lado de la cama. Te hace renegar del turbio dios de la amistad, del frágil vinculo del amor, y te invita a confiar tu alma herida a las terrenales sensaciones del desespero, la razón y la soledad.
La distancia envenena, si, pero no con arsénico, láudano o morfina, emponzoña el alma con mentiras a medias, con verdades de saldo, con sentimientos de culpa, con agónico silencio, llevando la razón del sentimiento, si es que existe alguna, a ese segundo plano que se encuentra a la sombra del dolor.
La distancia olvida, pero no como el nombre de aquel payaso de circo que tanta gracia nos hizo cuando niños y que hoy no conseguimos recordar. Condena al exilio perpetuo de los recuerdos proscritos; entierra, bajo paletadas de pedazos de presente, los sueños que aún nos miran preguntandonos "¿por qué?". Olvida que el olvido es el infierno de los que aman, olvida que olvidé un día decirte que te quería, olvida la distancia que todavía....
La distancia envenena, si, pero no con arsénico, láudano o morfina, emponzoña el alma con mentiras a medias, con verdades de saldo, con sentimientos de culpa, con agónico silencio, llevando la razón del sentimiento, si es que existe alguna, a ese segundo plano que se encuentra a la sombra del dolor.
La distancia olvida, pero no como el nombre de aquel payaso de circo que tanta gracia nos hizo cuando niños y que hoy no conseguimos recordar. Condena al exilio perpetuo de los recuerdos proscritos; entierra, bajo paletadas de pedazos de presente, los sueños que aún nos miran preguntandonos "¿por qué?". Olvida que el olvido es el infierno de los que aman, olvida que olvidé un día decirte que te quería, olvida la distancia que todavía....
miércoles, marzo 19, 2008
Un instante
"Mi táctica es ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos."
(Mario Benedetti)
Recurrimos a la pantomima y a la representación de nuestros miedos, anhelos y verguenzas (según se tercie) para dibujar, en la mente del otro, figuras de humo con nombre propio y nº de DNI. Echamos a volar "pajaros de barro" y en la cima de nuestra montaña nos proclamamos reyes del segundo que nos deja; bregadores de espiritu combativo; aguerridos recortadores de los pitones de nuestra realidad...PERO a veces hay instantes, en los que ese yo que se esconde tras la mirada, escapa de los confines de nuestras defensas, y en silencio, se desliza para acariciar con suave gesto los labios que abrieron brecha en las paredes de nuestra recia fachada. Estos momentos escapan del tiempo, transcienden a la medición, y perduran en nuestra alma como muescas en las que brota siempre la flor más bella.
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos."
(Mario Benedetti)
Recurrimos a la pantomima y a la representación de nuestros miedos, anhelos y verguenzas (según se tercie) para dibujar, en la mente del otro, figuras de humo con nombre propio y nº de DNI. Echamos a volar "pajaros de barro" y en la cima de nuestra montaña nos proclamamos reyes del segundo que nos deja; bregadores de espiritu combativo; aguerridos recortadores de los pitones de nuestra realidad...PERO a veces hay instantes, en los que ese yo que se esconde tras la mirada, escapa de los confines de nuestras defensas, y en silencio, se desliza para acariciar con suave gesto los labios que abrieron brecha en las paredes de nuestra recia fachada. Estos momentos escapan del tiempo, transcienden a la medición, y perduran en nuestra alma como muescas en las que brota siempre la flor más bella.
Voces de ayer II: Lo peor del amor
"Lo peor del amor cuando termina, son las habitaciones ventiladas...."reza el soneto que desgarra la frágil estabilidad emocional en la que descansa el hoy, en una inopia auto impuesta para poder salir adelante, apoyandose en los brillantes bastones de proclamas bien sonantes en pro de una libertad que no desea en el fondo pero que es lo que, por ahora, toca vivir.
Lo peor del amor, es sin duda el cartel de "no hay billetes", que cuelga de algún que otro corazón en invierno perpetuo. Esa contrariedad que nunca nos sorprende, la que solamente se limita a confirmar nuestros pálpitos, la que no se combate, la que aplasta con silencio la ilusión temprana. Aquellas formulas gastadas que tantas veces caen de nuestros labios en un vano ejercicio de autoconvicción, como si con ello nos acercáramos un poco más al crisol de nuestros anhelos. Los lugares que parecen meter la pata, dejando caer el nombre del que no los visita esta vez, los reflejos impresos en cada espejo de la casa con tufillo a ilusión de feria, los huecos con humedades, las camas a medio usar, los propósitos de enmienda seguidos de interminables listas de lo que nunca se va a llevar a cabo, ese cuadro que nunca me gustó.
Lo peor del amor es cuando no está, cuando los románticos de novela rosa dicen que juega al escondite con las esquinas de nuestra soledad, en una metafórica forma de enmascarar el desespero ante lo que no se fuerza, lo que simplemente falta y punto. Todas esas parejas que se forman, que vuelven, que se encuentran a nuestro alrededor en el imaginario de amigos sin tacto que se empeñan en darle uso a su poblado anecdotario, refrescandonos el efecto relajante de la tonalidad rosa en nuestra gris visión de las cosas.
Todas esas sábanas revueltas con mil cuerpos diferentes en compañía de un rostro dibujado en el anverso de nuestros parpados cerrados. El nuevo precedente a no respetar ante el tribunal del desamor, los adioses murmurados, los nuevos vicios adoptados, los consejos, rezados y olvidados. El clavo equivocado que no saca ningún clavo, el "ojala" no incluido en la letra de ninguna canción, la lucha con manos atadas a la espalda, los ojos que no ven más que ayeres con tintes sepia. Las cartas sin remite, aquellas con encabezamiento y fondo en blanco, las que no llegan, las que se escriben en sueños, las cartas sin respuesta.
Lo complejo del amor, es ordenar lo que nos queda, el encajar los "ya te lo dije"con el estoicismo del condenado. Levantarte al día siguiente y buscarle un sentido a un mundo que no se preocupa de los que lo pisan, pero antes escarbar hondo en las ganas para dar el primer paso que te saque de la cama.
Lo más triste del amor, es cuando escapa, cuando no fue, cuando es leyenda, cuando se perdió, cuando nunca existió.
Lo peor del amor, es sin duda el cartel de "no hay billetes", que cuelga de algún que otro corazón en invierno perpetuo. Esa contrariedad que nunca nos sorprende, la que solamente se limita a confirmar nuestros pálpitos, la que no se combate, la que aplasta con silencio la ilusión temprana. Aquellas formulas gastadas que tantas veces caen de nuestros labios en un vano ejercicio de autoconvicción, como si con ello nos acercáramos un poco más al crisol de nuestros anhelos. Los lugares que parecen meter la pata, dejando caer el nombre del que no los visita esta vez, los reflejos impresos en cada espejo de la casa con tufillo a ilusión de feria, los huecos con humedades, las camas a medio usar, los propósitos de enmienda seguidos de interminables listas de lo que nunca se va a llevar a cabo, ese cuadro que nunca me gustó.
Lo peor del amor es cuando no está, cuando los románticos de novela rosa dicen que juega al escondite con las esquinas de nuestra soledad, en una metafórica forma de enmascarar el desespero ante lo que no se fuerza, lo que simplemente falta y punto. Todas esas parejas que se forman, que vuelven, que se encuentran a nuestro alrededor en el imaginario de amigos sin tacto que se empeñan en darle uso a su poblado anecdotario, refrescandonos el efecto relajante de la tonalidad rosa en nuestra gris visión de las cosas.
Todas esas sábanas revueltas con mil cuerpos diferentes en compañía de un rostro dibujado en el anverso de nuestros parpados cerrados. El nuevo precedente a no respetar ante el tribunal del desamor, los adioses murmurados, los nuevos vicios adoptados, los consejos, rezados y olvidados. El clavo equivocado que no saca ningún clavo, el "ojala" no incluido en la letra de ninguna canción, la lucha con manos atadas a la espalda, los ojos que no ven más que ayeres con tintes sepia. Las cartas sin remite, aquellas con encabezamiento y fondo en blanco, las que no llegan, las que se escriben en sueños, las cartas sin respuesta.
Lo complejo del amor, es ordenar lo que nos queda, el encajar los "ya te lo dije"con el estoicismo del condenado. Levantarte al día siguiente y buscarle un sentido a un mundo que no se preocupa de los que lo pisan, pero antes escarbar hondo en las ganas para dar el primer paso que te saque de la cama.
Lo más triste del amor, es cuando escapa, cuando no fue, cuando es leyenda, cuando se perdió, cuando nunca existió.
lunes, marzo 10, 2008
Palabras con filo
Hay palabras que a veces se ven desboradadas por el contenido que encierran. Ninguna de las letras que las recorren son conscientes de que reunidas y vertidas en los labios de determinadas personas, se convierten en punzantes esquirlas que traspasan la razón para alojarse en la capa más honda del corazón. Ese género de palabras no se escuchan, se sienten; cuando escritas se sublevan al confín del espacio en blanco, declarandose en rebeldía y extrayendo, del subconsciente de aquellos que las leen, la voz perdida en el rincón más intimo de nuestra alma, el susurro que las da vida en nuestros ojos, el calor que alumbra nuestra primera lágrima.
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