Murió Benedetti y yo estaba en Madrid, a punto de volar de nuevo hacia mi exilio voluntario, hacia el destino que interpreté en su palabras, torciendo eso si sus renglones a la imagen de una isla con volcán. Murió el maestro que tradujo mi inquietud en poesia que sirviera de guia a un corazón en vela, en relatos que daban respuesta a una soledad que era doble hasta que empecé a compartirla con sus letras. Murió el cordón umbilical que me presentó al más bello de los platónicos, a la esencia de quien siempre estará tan lejos y a la vez tan dentro, dejándome como legado la esperanza de su compañía el relleno a medida de su ausencia. Murió un amante de la libertad del hombre como reivindicación de su condición humana y puramente individual. Murió pero no demasiado, siguiendo la senda de lo predicado esperó lo suficiente para añorar a su querida Luz, y se fue, sin ruido dejando un hastaluego prendado en nuestra penumbra.
sábado, mayo 30, 2009
jueves, mayo 14, 2009
Deconstruyendo
Es de suponer que el camino se deshace pisando en las baldosas que se rompieron con el torpe paso de los errores; leyendo las señales que se ocultaron tras la gasa de las promesas que hoy se venden al peso del viento; reservando 2 de cada 3 "te quiero" de los que siguen a la huella de su piel en mi boca; recordandome en cada segundo re-recorrido que soy humano, imperfecto y fragil; que tras un ala rota viene un desgarro o un adios sin acuse de recibo; que el amor es un juego peligroso donde el premio suele ser lo ya vivido y el riesgo es la distancia desde ese punto hasta el resto de mañanas con la nostalgia como compañera de viaje.
Es de suponer que para ordenar las cenizas en el aire y conformar un "yo", es requisito indispensable deconstruir lo conocido para apostar contra el destino el peligro de derribo.
Es de suponer que para ordenar las cenizas en el aire y conformar un "yo", es requisito indispensable deconstruir lo conocido para apostar contra el destino el peligro de derribo.
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