Estoy cansado.
No encuentro palabra o adjetivo que satisfaga mínimamente lo que me recorre y solo el verbo cumple el expediente, para aproximarse a lo que puebla mi sentir. Desde pequeño me he enfrentado a todo cuanto la vida me ha arrojado, a la muerte en vida de mi hermano; a la destrucción masiva de las instituciones que sirven de base al hombre de mañana; al veneno en las palabras; al desprecio absoluto por nuestra condición, origen y linaje; al adiós del amor sin letra, ni sonido, posdata, ni puntos supensivos; a los vasos de bilis destilada por el orgullo lacerado; a las noches oscuras donde el único manto que encontré se tejió con los hilos del pecado; al exilio por principios; a la diplomacia como idioma y herramienta de supervivencia; a la responsabilidad como camino cotidiano plagado de zarzas acompañado de mi mismo; a la perdida del referente entre lo buno y lo malo, lo divino y lo odiado; a vivir con mi mayor enemigo al otro lado de lacama;a mi alma sangrante...
Hoy me siento solo y cansado, y no encuentro a nadie con quien compartirlo a parte de mi mismo reflejado en estas letras que escribo.
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