sábado, abril 05, 2008

Ira

Hay dias en los que las circunstancias se juntan oprimiendote contra las paredes de los segundos hasta que te exprimen hasta la última gota de alegría, dejandote como cascarón vacio al antojo de los caprichos de aquellos que tienes más cerca. Hoy es uno de esos dias, hoy odié cada fracción de mi ser por ser cobarde, por haberme perdido el respeto, por no encontrarme ni en mi sombra, por bloquear en mis labios el grito de mi alma encerrada. No se en que punto me olvidé de mi mismo, y ahora me importa una mierda, el caso es que soy el recipiente rebosante de rabia, el pulmón de la ira, el aliento de la insatisfacción, de alguien que una vez fue.

Hoy vomito desprecio, inflinjo daño con cada mirada, y aprieto los puños hasta que se abran las palmas de las manos, para escribir con sangre en el libro de mi vida que este 5 no puede olvidarse.

viernes, abril 04, 2008

Sin sentido

Jugamos al escondite con nuestros pensamientos dejando al descubierto pequeños detalles que de forma inconexa construyen una imagen distorsionada de lo que en realidad son. Creamos artefactos hechos de palabras a los que dotamos de vida a golpe de profundos suspiros, y confiamos en que cuando remonten el vuelo, nadie descubra que son ficciones, que a veces son torpes reflejos de un alma que grita y a la que le pintamos con carmin una sonrisa a lo largo de su lamento. Nos divierte engañarnos confundiendo nuestra alegría con soledades malparidas rodeadas de rostros que al sentir la tristeza se "pierden como lágrimas en la lluvia". Y seguimos completando nuestros días con encargos cotidianos que nos apartan de ese palpito que suele recordarnos quienes eramos hace muchos ayeres, cuando nos proponíamos que todo quedase por delante, cuando la vida era un libro de páginas vacias que algún día comenzaríamos con un "erase una vez...", cuando el yo de dentro y su imagen externa aún podían mirarse a los ojos y reconocerse desde la mañana hasta el alba de un nuevo día.

La vida nos cambia, las excusas disimulan los borrones y mientras el timón suelto del bajel que porta nuestros sueños se mece a la deriva a merced de los golpes de mar de la rutina.