Contemplo desde mi ventana a escasos metros de la tierra y el cielo, como languidece el día, como se recoge entre brumas con su todo por hacer, con sus puntos suspensivos que resolver, con sus mil batallas por ganar y alguna derrota que encajar. La nostalgia me emborracha y me susurran al oído esas voces que siento en el letargo, que adoro como ayer, y duelen como siempre. Sonrio recordando lo que no llegó a suceder, lo que se escurrió entre nuestros dedos a falta de averiguar si todo hubiera sido igual de haberlos entrelazado. Y sigo sonriendo porque , aún hoy, apuesto mis ganas contra los minutos que de vida me quedan, y formulo mis cábalas complejas donde todo lo que no cuadra cae en el saco de lo probablemente improbable. No puedo parar de sonreir cuando descuelgo sus postales oníricas desde mi exilio, cuando reviso los boletos que aquí me trajeron, dos pasos antes de toparme con sus huellas.
Siento que es bonito, desde el silencio, desde el hasta luego, desde el sin ti, pero tan cerca.
1 comentario:
En ciertas ocasiones es más dificil elegir el camino que recorrerlo
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