martes, mayo 29, 2007

Un instante

Las olas seguían rompiendo, mientras la brisa cargada de salitre terminaba de embotar todos mis sentidos, dejando mi consciencia a la libre merced de las brujas del mar. La tarde se pintaba con los colores de la nostalgia y las vidas que siempre soñé se retrataban fugaces en la espuma que acariciaba la negra costa. El silencio era ruido y el ruido se amortiguaba en el infinito como una lejana cadencia de susurros del ayer. No había tristeza en los suspiros, tampoco cabía, acaparaba toda la escena un surrealista desfile de imágenes proyectadas en esos ojos que todo lo registran “con sombras y a mano”. Una enorme sensación de levedad comenzó a recorrer suavemente mi espalda, traspasando el resto de mi cuerpo hasta acostarse en la planta de mis fatigados pasos, dotándome de la libertad que siempre se encierra tras la prisión de la soledad compartida.

Seguía sin aparecer la tristeza y el día, harto de sujetarse en lo alto del firmamento comenzó a elegir el traje de su despedida, sin percatarse de que entre manto y manto teñía la cúpula que comparte con la noche. La marea decidió recogerse y desnudar el escote de los acantilados, dejando sutil entrever la promesa, que mucho más allá esconde, ofreciendo su misterio para aquel que en esta vida o en otra decida vivir al otro lado.

El sol, finalmente, se despidió con un rojo guiño, la noche me besó la nuca y nadie comenzó a estar presente. A esa hora todo seguía bien, la libertad campando a sus anchas, la soledad brindándome lo mejor de su compañía, la tristeza no presente y yo en ninguna parte, pendiente de que mi sin sentido cupiese en algún recipiente, para después destilarlo y beber de su esencia cada día en los que la vida me sobrepase con elementos objetivos, disfrazados de realidad.

1 comentario:

MARIEL BLANCO dijo...

Empezaba a escribirte así cuando se me ocurrió ver si habías escrito en tu log, así empezaba: Dónde está ese chico de 26 años que andaba por Madrid, que entraba en un cyber… Así que ahora corrijo y escribo: Ahí está ese chico de 26 años que andaba por Madrid, que entraba en un cyber después de ir al gimnasio para encontrarse con la porteña que lo soñaba andando por Madrid. Me acuerdo de mí caminando por Callao, los viernes a la salida de francés, noche fría, caminando con menos golpes, con más ilusiones, siempre con una voz española en la mente que sonaba a ser la otra mitad de mí, solo que nacida al otro lado del océano. Escucho “sin tí a mi lado”, ahora ya hasta estoy casi con 2 años más que ese chico que buscaba su lugar en el mundo y hablaba horas por teléfono en la calle Princesa. Ismael siempre suena a vos, ahora lo escucho en el DF, ahora lloro no sé por qué, porque soy feliz de que hayas sido todo eso en mi vida, porque me diste una historia que no creo que mucha gente tenga la suerte de tener. Uf… pero cómo lloro, serán los años, los vacíos, la distancia de todo, el miedo de que nunca sea, el miedo de no poder tocarte nunca, la incapacidad de enteder que pisé España y no te vi, no entiendo por qué no me tome un avión y fui a buscarte, no entiendo cómo vos hiciste las cosas de esa manera, tantos llamados de 0054, de 0034 y la que no era larga distancia no fue. Leímos Rayuela, es nuestro libro, nunca tendrás otra Maga, yo siempre tendre la marca en mi piel. Mi libro más presiado, vos lo leiste por mí, por nosotros, esas son ganas de conocer a alguien, eso y las mil cosas que nos dijimos, que nos hicimos, que nos aguantamos. Jamás alguien tendrá esos lugares especiales que vos tenés en mi vida, tuyo es mi libro, tuyo es mi Ismael, tuyo es el pefume XS, tuyo es Madrid, tuya es “Donde habita el olvido”, tuyo es el acento español, tuyo es el nombre más lindo, tuyo es el barrio de Chueca, tuyo es el Real Madrid, tuya es Casablanca, tuyo es un Ford Fiesta Bordeaux, tuyos son los mails más lindos que voy a recibir, tuya es la espera más larga de mi vida, tuyo es mi libro de Sabina, tuya sera mi foto en una oficina. tuya sera mi mayor cobardía. Empezaba a escribirte cuando me desesperé por encontrarte y entré acá y estuviste, como siempre.