
Lo que ocurre, es que hoy el rasgón es más ancho de lo normal, el veneno del alma vicia la tradición y el cansancio saca a paseo de los adentros a aquel que soy pero no vende tanto; aquel burlón que suena a todo menos bonito; al Caín que le da de que hablar a Abel; al cabrón en el que no se confía ni poco ni nada; al golfo de las mil lenguas lisonjeras que entre desplante y requiebro te siembra la duda, te come la boca o te endosa la cuenta. En definitiva al chulo que a semejanza del diablo, cuando se aburre mata moscas con el rabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario